Érase
otra vez, un pueblo llamado Hamelín. Este pueblo vivía una gran crisis
económica, en la que el gobierno hacía muchos recortes en bienes básicos. El
pueblo enfadado con los políticos hacía millones de manifestaciones. La clase
política estaba desesperada y no sabía qué hacer, su inteligencia no daba para
más.
Un día
llegó un flautista alemán que decía que solucionaría lo que pasaba si hacían lo
que él quería. Pasado un tiempo parecía que las cosas iban a mejor pero el
flautista presionaba para que se cumplieran sus órdenes en el pueblo. Los
ineptos de los políticos pasaron de él pensando que no podría hacer nada.
El
flautista enfadado con sus encantos y promesas de un futuro mejor, se llevó del
pueblo de Hamelin a todos los jóvenes
preparados para que vivieran allí. El pueblo de Hamelín no le dio importancia,
pero en un futuro pagó las consecuencias de un pueblo viejo y sin oportunidades
para desarrollarse.
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