Érase otra vez una relación acabada. Ariadna se acababa de ir a vivir con Teseo, su novio de toda
la vida. Ella esperaba que con la mudanza resurgiera la pasión que parecía
haberse disipado un poco con los años.
Tras ver el anuncio de Ikea pensó que redecorando su casa
podría redecorar su vida. En este caso, haciendo que la casa de Teseo fuera un
hogar, fuera ellos enteramente.
El sábado cogieron el coche y emprendieron la aventura de su
vida, salir unidos de Ikea.
Una vez allí, Teseo iba totalmente a su bola, pasaba de
ella, miraba sus cosas y no le consultaba nada. Antes de deprimirse, Ariadna
adoptó la misma actitud para así por lo menos aprovechar el viaje, pero se
alejó lo máximo posible de la zona en la que estaba él.
Dramático el momento en que la chica se da cuenta de que las
líneas del suelo no están pintadas. Está perdida en la sección de cocina, lleva
media hora dando vueltas y siempre aparece en el mismo sitio.
Como todo laberinto necesita un minotauro, aparece el cuñado
de rigor, que empieza a hablarle de sus vacaciones, a enseñarle vídeos
”graciosos” en el móvil y demás menesteres típicos de esta especie tan
singular.
Ariadna ya lo daba todo por perdido cuando apareció un chico
del staff de ikea que al ver la situación, tiró unos lápices de la empresa en
cuya búsqueda corrió el cuñado, porque “es gratis” y acompañó a la chica hasta
la salida.
Cuando Teseo llego a casa no había resto de Ariadna ni de
sus cosas, lo único que había dejado era una nota en la nevera que decía “La mejor
manera de redecorar mi vida es sin ti, buena suerte, chato”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario