Érase otra vez una joven moderna, blanca como la leche, de
ahí su nombre, con el pelo negro como su café del Starbucks, y siempre llevaba
los labios rojos a juego con la montura de sus gafas de pasta. Ella llevaba tiempo
queriendo un MacBook, pero su madrastra no quería comprárselo, decía que era
demasiado moderno para su gusto.
Un día, mientras se tomaba su café de todas las mañanas en
la cafetería de la facultad decidió subir una foto de su desayuno a Instagram.
Cinco segundos después recibió el primer like, que se lo había dado un tal
@Tuh_Priincesoh. Le llamó bastante la atención por lo que se metió en su perfil
para así poder cotillearle, y sí, era su prototipo de hombre, así que le siguió
para poder hablar con él en privado.
Y así fue, estuvieron hablando toda la tarde y decidieron quedar al día siguiente en la Alameda para tomarse unas cañas.
Y así fue, estuvieron hablando toda la tarde y decidieron quedar al día siguiente en la Alameda para tomarse unas cañas.
Mientras todo esto pasaba, Blanca lo iba contando por el
grupo de Whatsapp que tenía con sus amigos, llamado “los enanos”. Ellos también
eran unos modernos. Y le dieron el visto bueno a @Tuh_Priincesoh y le animaron
a reunirse con él al día siguiente.
Al día siguiente @Tuh_Priincesoh, que en realidad se llamaba
Fernando, y Blanca pasaron un rato muy agradable y así fue como empezó esta
relación. Que acabaría dos meses más tardes cuando Blanca se fugó con un tal
Steve Jobs, que le compró el portátil que ella tanto quería.
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