Érase
otra vez, un hombre rico que vivía con su hija. Este hombre se casó con una
mujer y al poco enfermó. El padre le dijo a su hija llamada Cenicienta que no
se preocupase cuando el faltara que todo saldría bien. Al poco el padre murió.
La
madrastra trajo a su casa dos niñas feillas pero bastante guarras. Las tres
eran unas caza hombres. Se casaban con hombres ricos para heredar su fortuna.
A
cenicienta la dejaron quedarse en casa pero tenía que ser su criada. La
trataban fatal, ya que las dos hijas de su madrastra ya eran reincidentes en el
programa de Hermano Mayor de Cuatro.
Las
hermanastras de Cenicienta estaban locas por la fiesta y llevaban semanas
yendo al Zara para comprarse un vestido apropiado. A Cenicienta estaba también
muy ilusionada, pero su malvada madrastra dijo que no iba a ir porque tenía que
arreglar la casa.
Llegó el
día de la fiesta y sus dos hermanastras y su madrastra se fueron y la dejaron
allí sola. Ella se puso a limpiar llorando. Mientras limpiaba de repente vio un
resplandor en el porche y salió a ver.
Allí
apareció Plain Jane la famosa estilista de la MTV junto a tres cámaras. Cuando
la vio le pregunto que quién era y le dijo que iba a ser su hada Madrina de la
noche. Le preguntó qué querría hacer y ella le dijo que quería ir a la fiesta
pero que no podía.
Plain
Jane agitó una varita y unos estilistas le colocaron un vestido precioso con
unos zapatos de cristal, la maquillaron
y llegó una limusina rosa que la llevaría al baile. Lo único era que a
las 12 tendría que volver ya que la limusina y el traje tenían que devolverse porque eran de alquiler.
Llegó a
la fiesta y allí conoció al príncipe, estuvieron bailando toda la noche ya que
este se había enamorado a primera vista de ella. Pero el reloj dio las 12 y
Cenicienta salió corriendo y el príncipe tras ella. Se montó en la limusina y
al hacerlo se le cayó un zapato.
El
príncipe lo recogió y dio por terminada la fiesta. Al día siguiente la buscó en
Facebook, Instagram y Twitter pero nada no la encontró, sólo tenía el zapato.
Decidió ir casa por casa probándoselo a todas las chicas.
Sólo
quedaba la casa de Cenicienta y la madrastra por precaución la encerró en su
habitación. Llegó el príncipe y les probó el zapato a sus dos hermanas, pero
tenían los pies más bastos y grandes que una elefanta africana. Cenicienta
gritó y el príncipe preguntó si había alguien más en la casa y corrió arriba a
ver. Abrió la puerta y allí estaba, se probó el zapato y le quedaba perfecto.
Ambos se
casaron y en venganza con sus hermanastras y su madrastra habló con los
representantes de Cuatro y las mandaron a “Supervivientes” en una isla perdida
donde se la comieron los mosquitos.
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